El grupo de hermanos vestidores han procedido a ataviar a Nuestra Madre de la Divina Gracia para la época estival.
En esta ocasión, Nuestra Bendita Madre luce la saya de damasco y oro con cíngulo rojo; manto de damasco rojo y oro con un rostrillo abierto dejando ver la belleza de nuestra Señora y coronada con la aureola de estrellas como Reina Celestial.
La Señora de la Redención también porta un relicario con una cruz bendecida por San Juan Pablo II donada en Roma.
Desde esta mañana luce así para recibir a todos sus fieles y devotos en su Capilla en la Iglesia Conventual de San Marcos, así como a los peregrinos que paran allí de Camino a Santiago, recibiendo de Ella su Divina Gracia al igual que la Misericordia de su Hijo.