Lamentablemente, a estas horas no estaremos en el Patio de “Carbajalas”, ni se mandará guardar silencio, ni cubrir a los Hnos. Por ello, no habrá golpes en la puerta de las Carbajalas, ni golpes de horqueta al paso de la Redención. No se escuchará Jesús del Prendimiento, ni la Saeta, ni el Toque de Oración, ni se verá alzar la Redención del Padre a los Cielos de San Martín para bendecir las calles de nuestro antiguo y frío barrio de San Martín.
No habrá habido montajes, ni nervios en el patio de unas Madres que miran desde las celdas mientras abandona por unas horas el Señor que desde su capilla las protege todo el año.
No obstante, habrá Redención, aunque no salga el Señor que presentado al pueblo ofrece su Misericordia, ni nos cobijemos bajo el luto de nuestra Madre, puesto que es Domingo de Ramos. Hoy, más que nunca, hay y habrá Redención, y otorgarán sus bendiciones desde sus altares y llegarán a todos y cada uno de sus fieles y devotos.
Por ello, y por siempre, Redención: